"La mayoría de la gente no tiene idea de lo que un hacker puede hacer."
Un pirata informático freelance rompe en una red gubernamental y encuentra lo que puede ser el catalizador para una revolución. La trama es la siguiente: Will, un experto en seguridad informática, que trabaja como consultor/hacker freelance en San Francisco, es contratado por un tipo que dice que su mujer le engaña y que quiere pruebas de ello. En modo Bárcenas, el tipo le da un sobre con 5000 dólares y el protagonista se va. A partir de aquí, en base a una estrategia un tanto rocambolesca, aunque técnicamente posible si se alinean unos cuantos planetas, Will llega a comprometer una máquina de “alguien” que trabaja en una compañía llamada Emergency, que trabaja para el gobierno de los Estados Unidos. Logra acceder a un montón de programas, aunque se estanca en uno de ellos llamado Sheperd. Para avanzar, pide ayuda a otros colegas hackers. Curiosamente, se da cuenta que todos aquellos que acceden a Shepherd, sufren graves consecuencias. Muy en línea con cómo Edward Snowden expuso al mundo los diferentes programas de espionaje que los departamentos de Inteligencia de USA mantienen para llevar a cabo espionaje y tracking, Will descubrirá un sistema de identificación y tracking de personas que francamente da miedo. A partir de aquí, no os cuento más para no “spoilear” (me da igual que la RAE no acepte esta palabra) nada.
Para describir el mundo de la piratería informática tan compleja sería un eufemismo. Es un juego de ajedrez. Cuando la junta es la tecnología más poderosa del mundo, y los jugadores son las personas más inteligentes del planeta. El hecho es que todos los equipos y programas informáticos se hacen por la gente. Eso significa que no son perfectos, y esas inevitables imperfecciones son lo que los hackers buscan.
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